Construcción de nuevos mundos

La respuesta está en la diferencia / 

Y la diferencia, en la naturaleza de cada uno / 

¿Dónde habita? /

Liberar nuestro núcleo de los límites /

Encontrar la esencia /

Las piezas que conforman esta colección hablan sobre la relación entre razón y emoción. La realización de las diferentes piezas pretende la reflexión y la profundización en la forma de entender la realidad que componen ambas partes de esta dualidad. 

¿Se trata de una dualidad opuesta o la una necesita de la otra?  Ante la dicotómica imposición de tener que elegir entre una manera u otra de relacionarme con la realidad, se plantean varias cuestiones por resolver:

¿Cómo construimos nuestra realidad?  /

– ¿Dónde está la verdad: en la inteligencia o en la emoción? /

– ¿Existe una sola realidad? /

– ¿De qué depende nuestra percepción de ésta? 

– ¿Qué pesa más a la hora de aprender a lidiar con las circunstancias: el estímulo o nuestra manera de percibirlo? ¿Podemos elegir la forma de relacionarnos con nuestro entorno o la forma de hacerlo es intrínseca a nuestra manera de ser desde que nacemos? /

– ¿Qué distancia existe realmente entre la emoción y la razón? /

– ¿En función de qué dejamos que actúe una por encima de la otra? /

Por la naturaleza empírica del ser humano, aprendemos en base a la experiencia. Los estímulos construyen nuestra forma de relacionarnos con los siguientes, y a su vez, paradójicamente, nuestro funcionamiento a la hora de relacionarnos condiciona la relación con los estímulos posteriores. Ambas realidades existen y nos afectan a la hora de comprender la realidad, nuestro contexto; así como ambas realidades se retroalimentan y se condicionan mutuamente. ¿Cómo pueden llegar a convivir? ¿Cómo pueden compartir un mismo espacio? 

Se puede entender la razón como el acto de conocer la realidad de manera objetiva, fundamentada en las experiencias pasadas y el posterior aprendizaje de éstas. Quizás por la neutralidad de esta forma de entender la racionalidad, se percibe en la sociedad una cierta tendencia a la sistematización de todo aquello que nos rodea con el objetivo de rehuir del fallo, o al menos encontrar una justificación en caso de equivocación. El intento de convertir todas nuestras realidades (las de cada uno, perfectas e igualmente válidas) en una sola que se pueda adaptar a las experiencias y circunstancias de cada uno de nosotros, este utópico intento de racionalización elimina una parte fundamental del ser humano: la sensibilidad individual, entendida como la parte del proceso de aprendizaje en el que intervienen los sentidos y las emociones que provocan los estímulos de una determinada situación. 

Existen teorías filosóficas que plantean diferentes formas de entender esta dualidad. En algunas de ellas se plantea el acto de sentir y de razonar, ambos como actos cognoscitivos, la inteligencia como el acto de conocer desde el juicio y la sensibilidad la adquisición del conocimiento desde la intuición. Otras teorías plantean que ambas realidades conforman un solo acto cognoscitivo, es decir, ambas constituyen un solo proceso de conocimiento mediante el cual se construye nuestra percepción de la realidad en su totalidad. 

¿Por qué unos percibimos la realidad diferente a otros? En muchos casos, siendo las circunstancias de dos personas muy parecidas, las realidades se perciben de manera diferente. ¿Qué provoca esta consecuencia? Quizás esta diferencia se deba a una serie de connotaciones innatas en cada uno de nosotros. Diferentes sensibilidades, diferentes atracciones, diferentes impulsos. Esta naturaleza puede propiciar la creencia en la imposibilidad de cambio, pero ¿realmente es así? ¿Qué porcentaje de nuestra forma de relacionarnos con los estímulos se puede cambiar? 

Fases del proceso de conocimiento

Estímulo / 

Exposición / 

Sensación / 

Percepción / 

Imaginación / 

Memoria-Experiencia /

En este proceso de conocimiento de la realidad intervienen ambas realidades de la dualidad. 

Quizás en busca de una cierta seguridad en los pasos que damos, fundamentamos nuestras decisiones en una racionalidad que elimina de la ecuación los factores intuitivos y sensitivos, pero, ¿Qué sentido tiene la razón y la lógica si se omite la emoción que se esconde en la profundidad de un acto? Quizás lo que le da sentido a todo es precisamente la ausencia de éste.

– Atracción – Dos conductores paralelos con el mismo sentido de corriente /

– ¿Qué nos impulsa al movimiento o a la quietud? /

– ¿Por qué ponemos el foco en determinadas personas? /

¿Por qué actuamos de una forma y no de otra?

– ¿Qué buscamos en la gente que nos atrae? /

– ¿La elegimos? /

Fuerzas atrayentes – Intereses – Direcciones compartidas – La mirada /